Como arquitectas e interioristas, ordenamos la vivienda desde la lógica del uso:

• Recibidor útil y cálido: diseñamos un frente a medida con almacenaje oculto, banco para calzarse y espacio para bolsos/abrigos. Replanteamos los ejes para quitar de vista la puerta del baño al entrar.

• Flujos claros: reorganizamos el mobiliario para liberar paso y permitir que los recorridos habituales se hagan sin choques ni rodeos.

• Salón con criterio: mantuvimos el mueble de obra y lo convertimos en protagonista con azul marino, mientras que la zona de sofás se resolvió en gris claro para respirar.

• Colores que conversan: elegimos verde para el recibidor y azul para el salón; paleta pensada para encajar con el parquet gris y dialogar entre estancias.

• Papel pintado en el recibidor con variaciones de verde para textura y profundidad.

• La madera como hilo conductor: incorporamos roble en piezas clave del recibidor y el salón; un gesto que une visualmente la casa y rinde homenaje al abuelo carpintero de la clienta.